Título: Vida de Miguel de Cervantes Saavedra / Gregorio Mayans y Siscar
Publicación original: Londres, J. y R. Tonson, 1737.
La figura intelectual de don Gregorio Mayans y Siscar
Dadas las fechas de su nacimiento (1699) y muerte (1781), la vida de don Gregorio abarca un período especialmente interesante, aunque poco conocido, de nuestra historia. Llega al mundo en un momento de decadencia, con los ecos todavía recientes de las glorias literarias del Siglo de Oro. Apenas hacía 18 años que había muerto Calderón. Sin embargo, las circunstancias eran muy distintas. La literatura imaginativa, que había adquirido su mayor esplendor con el Barroco, había perdido toda energía y fuerza creadora. Y, por supuesto, la investigación seria y metódica, con honradísimas excepciones en el campo de la historia, apenas había existido en el siglo XVII.
Dentro de ese mundo cultural, Mayans sabe conectar con los hombres del XVI, tanto literaria como espiritualmente. Fue su gran aportación. Educado en la lectura de los clásicos, especialmente latinos, supo ver en los humanistas del Renacimiento una de las cumbres literarias de la historia y calibrar la gran calidad de las aportaciones españolas. Por eso, don Gregorio fue uno de los creadores del mito del Siglo de Oro, pero aplicado a los escritores de los reinados de Carlos V y, sobre todo, de Felipe II. En ese sentido, cuando piensa en una reforma de las letras hispanas, siempre propondrá como modelos a los escritores del XVI y en su actitud religiosa ¿íntima, personal y crítica¿ verá el ejemplo a seguir.
Mayans será, en consecuencia, un hombre de tradición. Pero no confundamos conceptos. No pensemos que en España no ha existido más que una tradición integrista y conservadora. Como en todas partes, siempre se ha manifestado la doble tendencia, liberal-tolerante y conservadora-intransigente. Pues bien, don Gregorio se considera heredero de esa postura liberal-tolerante que comprendería la actitud de los humanistas, críticos, con ribetes erasmianos y abiertos al diálogo y a las nuevas corrientes intelectuales. Desde esa perspectiva, se comprenden las ediciones mayansianas de tantos escritores del XVI: Nebrija y Vives, Sánchez de las Brozas y Pedro Juan Núñez, Fr. Luis de León y Arias Montano, Juan de Valdés o la Vida de Miguel de Cervantes.
Ahora bien, al mismo tiempo que heredero de la tradición hispana, Mayans es su continuador y transmisor. Esa valoración de la literatura española, desde el humanismo y no desde el Barroco (el Siglo de Oro sería el XVI, no el XVII), marcará una clara línea interpretativa a lo largo del XVIII. La valoración del Quijote cervantino, el redescubrimiento de Fr. Luis de León, las posibilidades de leer a Juan de Valdés, los elogios a Fr. Luis de Granada, san Juan de Ávila o santa Teresa..., son méritos en el haber de don Gregorio. Preparaba así la defensa posterior, tan visible y tan elogiada, que hicieron de los escritores castellanos del XVI, los componentes de la escuela de Salamanca, Capmany, Forner... En este sentido, como en tantos otros, Mayans fue un tanto contra corriente. En un siglo llamado afrancesado, don Gregorio insiste en los valores de la tradición hispana.
Sin embargo, nuestro erudito es el español del siglo XVIII mejor relacionado con los intelectuales europeos. Edita sus libros en Francia, Inglaterra, Holanda, Alemania, Suiza o Italia; puede observar en vida dos biografías suyas publicadas en Alemania; recibe cartas de los representantes más caracterizados del mundo cultural europeo, de Muratori a Voltaire, de Menke a Robertson, de Pereira a Senckenberg. La defensa de la tradición hispana no está reñida para Mayans con el conocimiento de las corrientes extranjeras del pensamiento y de la cultura.
Dadas las fechas de su nacimiento (1699) y muerte (1781), la vida de don Gregorio abarca un período especialmente interesante, aunque poco conocido, de nuestra historia. Llega al mundo en un momento de decadencia, con los ecos todavía recientes de las glorias literarias del Siglo de Oro. Apenas hacía 18 años que había muerto Calderón. Sin embargo, las circunstancias eran muy distintas. La literatura imaginativa, que había adquirido su mayor esplendor con el Barroco, había perdido toda energía y fuerza creadora. Y, por supuesto, la investigación seria y metódica, con honradísimas excepciones en el campo de la historia, apenas había existido en el siglo XVII.
Dentro de ese mundo cultural, Mayans sabe conectar con los hombres del XVI, tanto literaria como espiritualmente. Fue su gran aportación. Educado en la lectura de los clásicos, especialmente latinos, supo ver en los humanistas del Renacimiento una de las cumbres literarias de la historia y calibrar la gran calidad de las aportaciones españolas. Por eso, don Gregorio fue uno de los creadores del mito del Siglo de Oro, pero aplicado a los escritores de los reinados de Carlos V y, sobre todo, de Felipe II. En ese sentido, cuando piensa en una reforma de las letras hispanas, siempre propondrá como modelos a los escritores del XVI y en su actitud religiosa ¿íntima, personal y crítica¿ verá el ejemplo a seguir.
Mayans será, en consecuencia, un hombre de tradición. Pero no confundamos conceptos. No pensemos que en España no ha existido más que una tradición integrista y conservadora. Como en todas partes, siempre se ha manifestado la doble tendencia, liberal-tolerante y conservadora-intransigente. Pues bien, don Gregorio se considera heredero de esa postura liberal-tolerante que comprendería la actitud de los humanistas, críticos, con ribetes erasmianos y abiertos al diálogo y a las nuevas corrientes intelectuales. Desde esa perspectiva, se comprenden las ediciones mayansianas de tantos escritores del XVI: Nebrija y Vives, Sánchez de las Brozas y Pedro Juan Núñez, Fr. Luis de León y Arias Montano, Juan de Valdés o la Vida de Miguel de Cervantes.
Ahora bien, al mismo tiempo que heredero de la tradición hispana, Mayans es su continuador y transmisor. Esa valoración de la literatura española, desde el humanismo y no desde el Barroco (el Siglo de Oro sería el XVI, no el XVII), marcará una clara línea interpretativa a lo largo del XVIII. La valoración del Quijote cervantino, el redescubrimiento de Fr. Luis de León, las posibilidades de leer a Juan de Valdés, los elogios a Fr. Luis de Granada, san Juan de Ávila o santa Teresa..., son méritos en el haber de don Gregorio. Preparaba así la defensa posterior, tan visible y tan elogiada, que hicieron de los escritores castellanos del XVI, los componentes de la escuela de Salamanca, Capmany, Forner... En este sentido, como en tantos otros, Mayans fue un tanto contra corriente. En un siglo llamado afrancesado, don Gregorio insiste en los valores de la tradición hispana.
Sin embargo, nuestro erudito es el español del siglo XVIII mejor relacionado con los intelectuales europeos. Edita sus libros en Francia, Inglaterra, Holanda, Alemania, Suiza o Italia; puede observar en vida dos biografías suyas publicadas en Alemania; recibe cartas de los representantes más caracterizados del mundo cultural europeo, de Muratori a Voltaire, de Menke a Robertson, de Pereira a Senckenberg. La defensa de la tradición hispana no está reñida para Mayans con el conocimiento de las corrientes extranjeras del pensamiento y de la cultura.
Las grandes obras
No obstante, los problemas surgieron por trabajos más estrictamente literarios. En 1737 don Gregorio publicó dos obras de excepcional importancia: Vida de Miguel de Cervantes Saavedra y Orígenes de la lengua española.
La Vida de Miguel de Cervantes constituye la primera biografía del autor del Quijote y no dejan de ser sorprendentes las circunstancias que acompañaron su redacción. Lord Carteret, marqués de Granville, quiso obsequiar a la reina de Inglaterra con una edición del Quijote para completar una biblioteca dedicada a libros de humor. Ahora bien, como introducción a la novela, pensó en una biografía del autor y encargó al embajador inglés en Madrid, Benjamin Keene, la búsqueda del historiador. Keene pensó en Mayans a quien conocía bien desde la edición de las cartas latinas de Martí, preparadas por don Gregorio, pero pagadas por el embajador inglés.
El bibliotecario aceptó encantado y redactó con rapidez y originalidad la primera biografía de Cervantes. No sólo reunió todos los datos conocidos hasta el momento sobre el autor del Quijote, sino que hizo una valoración literaria de la genial novela. Hoy podemos observar que en muchos aspectos don Gregorio no captó genialidades del Quijote. Es natural. Pero su trabajo constituyó el punto de partida de los estudios cervantinos y su aportación hay que inscribirla entre uno de sus méritos literarios. Porque, bien miradas las cosas, Mayans fue el primero en defender la valía literaria de Cervantes en un momento de acusado afrancesamiento cultural. Así se explica que sólo unos años antes ¿concretamente en 1732¿ intelectuales de la Corte como Nasarre y Montiano, al editar el Quijote de Avellaneda, manifestaran su desprecio por la obra cervantina. Seguían, de ese modo, las ideas francesas expuestas a principio de siglo en "Journal des Savants". De ahí que don Gregorio, al defender la originalidad del Quijote cervantino, censurase no sólo a los editores de Avellaneda, sino también a todos los culturalmente afrancesados, al tiempo que hacía una calurosa apología del genio de la lengua.
No obstante, los problemas surgieron por trabajos más estrictamente literarios. En 1737 don Gregorio publicó dos obras de excepcional importancia: Vida de Miguel de Cervantes Saavedra y Orígenes de la lengua española.
La Vida de Miguel de Cervantes constituye la primera biografía del autor del Quijote y no dejan de ser sorprendentes las circunstancias que acompañaron su redacción. Lord Carteret, marqués de Granville, quiso obsequiar a la reina de Inglaterra con una edición del Quijote para completar una biblioteca dedicada a libros de humor. Ahora bien, como introducción a la novela, pensó en una biografía del autor y encargó al embajador inglés en Madrid, Benjamin Keene, la búsqueda del historiador. Keene pensó en Mayans a quien conocía bien desde la edición de las cartas latinas de Martí, preparadas por don Gregorio, pero pagadas por el embajador inglés.
El bibliotecario aceptó encantado y redactó con rapidez y originalidad la primera biografía de Cervantes. No sólo reunió todos los datos conocidos hasta el momento sobre el autor del Quijote, sino que hizo una valoración literaria de la genial novela. Hoy podemos observar que en muchos aspectos don Gregorio no captó genialidades del Quijote. Es natural. Pero su trabajo constituyó el punto de partida de los estudios cervantinos y su aportación hay que inscribirla entre uno de sus méritos literarios. Porque, bien miradas las cosas, Mayans fue el primero en defender la valía literaria de Cervantes en un momento de acusado afrancesamiento cultural. Así se explica que sólo unos años antes ¿concretamente en 1732¿ intelectuales de la Corte como Nasarre y Montiano, al editar el Quijote de Avellaneda, manifestaran su desprecio por la obra cervantina. Seguían, de ese modo, las ideas francesas expuestas a principio de siglo en "Journal des Savants". De ahí que don Gregorio, al defender la originalidad del Quijote cervantino, censurase no sólo a los editores de Avellaneda, sino también a todos los culturalmente afrancesados, al tiempo que hacía una calurosa apología del genio de la lengua.
Fuente. Biblioteca digital Valenciana
"En 1981 se celebra el II Centenario de la muerte de don Gregorio Mayans y Siscar. Con tal motivo, el Ayuntamiento de Oliva me encargó la redacción de una biografía del más famoso de sus hijos, que contribuyera al conocimiento de su personalidad entre los estudiantes olivenses.
No se trata, por tanto, de un libro de erudición. Mis pretensiones son más modestas: llegar a los jóvenes de los cursos superiores de Educación General Básica y estudiantes de Bachillerato y Formación Profesional. Comprendo la dificultad y desconozco si he acertado en la empresa. De cualquier forma, quede testimonio del interés cultural de un pueblo que merece el más sincero elogio. Como lo merece la generosidad de los artistas olivenses que han colaborado en este Perfil biográfico."
ANTONIO MESTRE
"En 1981 se celebra el II Centenario de la muerte de don Gregorio Mayans y Siscar. Con tal motivo, el Ayuntamiento de Oliva me encargó la redacción de una biografía del más famoso de sus hijos, que contribuyera al conocimiento de su personalidad entre los estudiantes olivenses.
No se trata, por tanto, de un libro de erudición. Mis pretensiones son más modestas: llegar a los jóvenes de los cursos superiores de Educación General Básica y estudiantes de Bachillerato y Formación Profesional. Comprendo la dificultad y desconozco si he acertado en la empresa. De cualquier forma, quede testimonio del interés cultural de un pueblo que merece el más sincero elogio. Como lo merece la generosidad de los artistas olivenses que han colaborado en este Perfil biográfico."
ANTONIO MESTRE