Resumenes Primera Parte:
Capítulos XXXI-XL

Capítulo XXXI
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el duque, la duquesa, las doncellas, los criados y doña Rodríguez.
Don Quijote y Sancho fueron acogidos por los duques en su castillo. A don Quijote le trataban como a un verdadero caballero andante y por ello se sentía orgulloso, pero Sancho estaba un poco triste porque habían dejado a su asno fuera del castillo y se iba a sentir muy triste y solo. Sancho pidió a doña Rodríguez que le metiese en la cuadra ya que al no estar acostumbrado a la soledad lo iba a pasar muy mal. Esta dudó y le replicó, entonces Sancho la llamó vieja. Este comentario no la sentó muy bien y comenzó a chillarle.
Al enterarse los duques y don Quijote de la pelea, intervinieron para pacificar la situación, Sancho se quedó con el consentimiento de los duques.
En la comida, el duque le pidió a don Quijote que presidiera la mesa, pero se negaba, aunque al final accedió.
Mientras comían, Sancho quiso contar un cuento, con el consentimiento de su amo, este le dejó pese a no estar muy convencido.
"Convidó a un hidalgo de mi pueblo muy rico y principal porque venía de los álamos de Medina del Campo, que casó con doña Mencía de Quiñones, que fue hija de don Alfonso de Marañón, caballero del hábito". Así prosiguió Sancho su historia, hasta hacerles ver a los presentes en el salón que el protagonista era su amo, don Quijote se enfureció mucho y los duques le pidieron que se calmara.
También hablaron sobre Dulcinea, de su belleza y su encanto.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el duque, la duquesa, las doncellas, los criados y doña Rodríguez.
Don Quijote y Sancho fueron acogidos por los duques en su castillo. A don Quijote le trataban como a un verdadero caballero andante y por ello se sentía orgulloso, pero Sancho estaba un poco triste porque habían dejado a su asno fuera del castillo y se iba a sentir muy triste y solo. Sancho pidió a doña Rodríguez que le metiese en la cuadra ya que al no estar acostumbrado a la soledad lo iba a pasar muy mal. Esta dudó y le replicó, entonces Sancho la llamó vieja. Este comentario no la sentó muy bien y comenzó a chillarle.
Al enterarse los duques y don Quijote de la pelea, intervinieron para pacificar la situación, Sancho se quedó con el consentimiento de los duques.
En la comida, el duque le pidió a don Quijote que presidiera la mesa, pero se negaba, aunque al final accedió.
Mientras comían, Sancho quiso contar un cuento, con el consentimiento de su amo, este le dejó pese a no estar muy convencido.
"Convidó a un hidalgo de mi pueblo muy rico y principal porque venía de los álamos de Medina del Campo, que casó con doña Mencía de Quiñones, que fue hija de don Alfonso de Marañón, caballero del hábito". Así prosiguió Sancho su historia, hasta hacerles ver a los presentes en el salón que el protagonista era su amo, don Quijote se enfureció mucho y los duques le pidieron que se calmara.
También hablaron sobre Dulcinea, de su belleza y su encanto.

Capítulo XXXII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, la ventera, el ventero, su hija, Maritornes, Dorotea, Cardenio y el cura.
Ensillaron don Quijote y Sancho hasta la venta donde, sorprendentemente, les acogieron con alegría. Don Quijote, cansado y falto de juicio, se acostó. Más tarde llegó el barbero a la venta muy asustado y le rogó a la ventera que si pasaban por allí ellos no les dijese nada de su estancia, sino que se había marchado al reino de la princesa. Con él también estaban Dorotea, Cardenio y el cura, que pidió al ventero unos buenos manjares para comer.
Estuvieron hablando de la gravedad del estado de don Quijote, que su locura por Dulcinea, le tenía absorbido en un mundo de fantasía. Al ver el cura que la hija de la ventera no hablaba, la preguntó por su opinión sobre aquel caballero. Ella le contestó que la gustaría que hiciesen por ella todas esas cosas, pero la interrumpió su madre diciéndola que no era cosa buena saber y hablar tanto de eso.
El cura le pidió al barbero que le acercase unos libros que había en su habitación. Encontraron en una vieja maleta tres libros cuyos títulos eran: "Don Givongilio de Tracia", "Felixmarte de Hircania" y "La historia del gran capitán Gonzalo Hernández de Córdoba".
El cura dijo que los dos primeros libros debería quemarlos ya que en ellos sólo contaba mentiras y disparates, pero el ventero no le hizo caso, ya que a él esos libros le gustaban mucho, en cambio le dio permiso para quemar el último, pero el cura dijo que no, que era una obra muy valiosa. Discutieron sobre las obras y el cura le dijo al ventero que como siguiera leyendo esos libros se volvería tan loco como don Quijote, a lo que el ventero contestó que él sabía muy bien que esas cosas no eran posibles en aquellos tiempos. Don Quijote escuchó esto y quedó confuso y sorprendido.
El cura, casi convencido, le pidió al ventero uno de esos libros para leerlo. Leyeron en alto "Novela de un curioso impertinente".
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, la ventera, el ventero, su hija, Maritornes, Dorotea, Cardenio y el cura.
Ensillaron don Quijote y Sancho hasta la venta donde, sorprendentemente, les acogieron con alegría. Don Quijote, cansado y falto de juicio, se acostó. Más tarde llegó el barbero a la venta muy asustado y le rogó a la ventera que si pasaban por allí ellos no les dijese nada de su estancia, sino que se había marchado al reino de la princesa. Con él también estaban Dorotea, Cardenio y el cura, que pidió al ventero unos buenos manjares para comer.
Estuvieron hablando de la gravedad del estado de don Quijote, que su locura por Dulcinea, le tenía absorbido en un mundo de fantasía. Al ver el cura que la hija de la ventera no hablaba, la preguntó por su opinión sobre aquel caballero. Ella le contestó que la gustaría que hiciesen por ella todas esas cosas, pero la interrumpió su madre diciéndola que no era cosa buena saber y hablar tanto de eso.
El cura le pidió al barbero que le acercase unos libros que había en su habitación. Encontraron en una vieja maleta tres libros cuyos títulos eran: "Don Givongilio de Tracia", "Felixmarte de Hircania" y "La historia del gran capitán Gonzalo Hernández de Córdoba".
El cura dijo que los dos primeros libros debería quemarlos ya que en ellos sólo contaba mentiras y disparates, pero el ventero no le hizo caso, ya que a él esos libros le gustaban mucho, en cambio le dio permiso para quemar el último, pero el cura dijo que no, que era una obra muy valiosa. Discutieron sobre las obras y el cura le dijo al ventero que como siguiera leyendo esos libros se volvería tan loco como don Quijote, a lo que el ventero contestó que él sabía muy bien que esas cosas no eran posibles en aquellos tiempos. Don Quijote escuchó esto y quedó confuso y sorprendido.
El cura, casi convencido, le pidió al ventero uno de esos libros para leerlo. Leyeron en alto "Novela de un curioso impertinente".

Capítulo XXXIII
Personajes: Lotario, Anselmo, Camila, Leonela y el cura.
El cura contó la novela del curioso impertinente, en Florencia (Italia).
Vivía Lotario y Anselmo y tan amigos eran que los llamaban los dos amigos, ambos tenían la misma edad, las mismas costumbres.
Anselmo estaba enamorado de Camila, una doncella, pero este no se atrevía a decirla nada así que pidió ayuda a Lotario, el cual hizo de intermediario y consiguió que se casaran.
Tras los días de la boda, todo era maravilloso, pero Lotario les visitaba demasiado, así que Anselmo habló con él y llegaron al acuerdo de que fuera a comer los días de fiesta ya que las cosas no eran igual que antes, pues se había casado. Pasado el tiempo, Anselmo empezó a dudar del amor de Camila, así que decidió ponerla a prueba y por ello recurrió a su amigo.
Le dijo a Lotario que la cortejara con joyas y dinero, este no estaba de acuerdo ya que no quería dañar los sentimientos de la dama, ni tampoco los de su amigo, pero al final, después de tanto insistir, se convenció. Anselmo hacía lo posible por dejarles solos, pero según Lotario, Camila correspondía al amor de su esposo.
Cierto día que les dejó solos, Anselmo se quedó escondido para así poder ver lo que pasaba. Se encontró con que Lotario y Camila ni siquiera hablaron. Anselmo, furioso, le dijo a Lotario que le había visto todo y que no estaba llevando su acuerdo. Le dio dinero para que cumpliera su promesa y después se lo diera a Camila, pero esto tampoco funcionó, ya que Camila siempre estaba con su sirvienta Leonela.
Pasados unos días Anselmo se fue de viaje y dejó la casa al cuidado de los sirvientes, Camila y Lotario. Fue entonces cuando Lotario empezó a fijarse en Camila y esta también en él.
Esa misma noche, Camila le escribió una carta a Anselmo.
Personajes: Lotario, Anselmo, Camila, Leonela y el cura.
El cura contó la novela del curioso impertinente, en Florencia (Italia).
Vivía Lotario y Anselmo y tan amigos eran que los llamaban los dos amigos, ambos tenían la misma edad, las mismas costumbres.
Anselmo estaba enamorado de Camila, una doncella, pero este no se atrevía a decirla nada así que pidió ayuda a Lotario, el cual hizo de intermediario y consiguió que se casaran.
Tras los días de la boda, todo era maravilloso, pero Lotario les visitaba demasiado, así que Anselmo habló con él y llegaron al acuerdo de que fuera a comer los días de fiesta ya que las cosas no eran igual que antes, pues se había casado. Pasado el tiempo, Anselmo empezó a dudar del amor de Camila, así que decidió ponerla a prueba y por ello recurrió a su amigo.
Le dijo a Lotario que la cortejara con joyas y dinero, este no estaba de acuerdo ya que no quería dañar los sentimientos de la dama, ni tampoco los de su amigo, pero al final, después de tanto insistir, se convenció. Anselmo hacía lo posible por dejarles solos, pero según Lotario, Camila correspondía al amor de su esposo.
Cierto día que les dejó solos, Anselmo se quedó escondido para así poder ver lo que pasaba. Se encontró con que Lotario y Camila ni siquiera hablaron. Anselmo, furioso, le dijo a Lotario que le había visto todo y que no estaba llevando su acuerdo. Le dio dinero para que cumpliera su promesa y después se lo diera a Camila, pero esto tampoco funcionó, ya que Camila siempre estaba con su sirvienta Leonela.
Pasados unos días Anselmo se fue de viaje y dejó la casa al cuidado de los sirvientes, Camila y Lotario. Fue entonces cuando Lotario empezó a fijarse en Camila y esta también en él.
Esa misma noche, Camila le escribió una carta a Anselmo.

Capítulo XXXIV
Personajes: Leonela, Camila, Lotario y Anselmo.
Tras esos días de incertidumbre Camila se da cuenta de los sentimientos de Lotario y le escribe una carta a su marido contándole lo que esta sucediendo, Anselmo viendo que el plan funciona responde a su esposa diciéndole que no se preocupara de nada que él llegaría pronto.
Cuando este llega le pregunta a su amigo Lotario que es lo que sucede y este le confirma la pureza de su mujer la cual no cesa de rechazar sus proposiciones. Camila le cuenta todo a su criada Leonela la cual utiliza esta información para llevar a la casa de Camila todas las noches a su amante, sabiendo que si Camila decía algo a Anselmo esta se lo contaría todo acerca del verdadero amor de Lotario hacia Camila.
Lotario le cuenta a Anselmo que ha visto salir a un hombre de la casa pensando que este había estado con Camila, habiendo estado en realidad con la criada, Leonela.
Entre Lotario, Camila y Leonela consiguen que Anselmo se esconda como quien no quiere la cosa en una habitación de la casa para así poner en funcionamiento un plan para que tanto Camila como Lotario pudieran quedar bien y resolver todo el entuerto que se había formado. Al acabar con este plan Anselmo sale a hablar con Lotario para manifestarle su alegría tras ver que su esposa es tan pura y sincera como creían en un primer momento y para felicitar a Lotario por lo buen amigo que era y lo bien que se había portado con él.
Personajes: Leonela, Camila, Lotario y Anselmo.
Tras esos días de incertidumbre Camila se da cuenta de los sentimientos de Lotario y le escribe una carta a su marido contándole lo que esta sucediendo, Anselmo viendo que el plan funciona responde a su esposa diciéndole que no se preocupara de nada que él llegaría pronto.
Cuando este llega le pregunta a su amigo Lotario que es lo que sucede y este le confirma la pureza de su mujer la cual no cesa de rechazar sus proposiciones. Camila le cuenta todo a su criada Leonela la cual utiliza esta información para llevar a la casa de Camila todas las noches a su amante, sabiendo que si Camila decía algo a Anselmo esta se lo contaría todo acerca del verdadero amor de Lotario hacia Camila.
Lotario le cuenta a Anselmo que ha visto salir a un hombre de la casa pensando que este había estado con Camila, habiendo estado en realidad con la criada, Leonela.
Entre Lotario, Camila y Leonela consiguen que Anselmo se esconda como quien no quiere la cosa en una habitación de la casa para así poner en funcionamiento un plan para que tanto Camila como Lotario pudieran quedar bien y resolver todo el entuerto que se había formado. Al acabar con este plan Anselmo sale a hablar con Lotario para manifestarle su alegría tras ver que su esposa es tan pura y sincera como creían en un primer momento y para felicitar a Lotario por lo buen amigo que era y lo bien que se había portado con él.

Capítulo XXXV
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, el ventero, la ventera, Cardenio, Dorotea, el barbero, la criada, Maritornes, Anselmo, Lotario, Camila y Leonela.
Quedaba poco para terminar la novela, cuando de repente Sancho salió gritando de la habitación de la don Quijote diciendo que don Quijote le había cortado la cabeza al gigante. En este oyeron un gran ruido, fueron a la habitación y al entrar vieron todos los cueros de vino rajados, el vino derramado por el suelo y a don Quijote dormido con una camisa que apenas le llegaba a las rodillas.
El ventero enfurecido empezó a golpear a don Quijote, el ventero y Cardenio intentaron alejarle para que le dejase. Don Quijote siguió dormido hasta que el barbero le echó un caldero de agua fría por encima. La ventera empezó a lamentarse de la llegada de Don Quijote, pero su criada Maritornes la tranquilizó.
Una vez tranquilizados todos, el cura siguió con la lectura de la novela.
Por la satisfacción que Anselmo tenía de la bondad de Camila, vivía una vida contenta y descuidada. Camila cuidaba mal a Lotario porque su marido entendió al revés la voluntad que ese le tenía. En esto el gusto que tenía Leonela de verse calificada en sus amores, llegó a tanto que iba tras él a rienda suelta. Una noche vio Anselmo a un hombre que saltaba desde la ventana de la habitación de Leonela a la calle. Anselmo fue a la habitación de Leonela a ver que ocurría, esta le confesó que había sido su marido el que saltó. Anselmo fue a contárselo a Camila, pero esta no estaba porque había sido llevada por Lotario a un monasterio. Anselmo preguntó a su criado pero no supo contestar. Al encontrarse sin mujer ni amigos decidió ir a una aldea y en el camino tuvo un accidente con el caballo, esa noche murió. Las noticias de su muerte llegaron hasta el monasterio donde se encontraba Camila, la cual se negó a hacerse monja. Días después llegaron noticias de que Lotario había muerto en batalla. Camila al enterarse de esto se hizo monja y acabó a los pocos días con su vida.
Así acabó el cura de leer la novela y su crítica fue positiva.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, el ventero, la ventera, Cardenio, Dorotea, el barbero, la criada, Maritornes, Anselmo, Lotario, Camila y Leonela.
Quedaba poco para terminar la novela, cuando de repente Sancho salió gritando de la habitación de la don Quijote diciendo que don Quijote le había cortado la cabeza al gigante. En este oyeron un gran ruido, fueron a la habitación y al entrar vieron todos los cueros de vino rajados, el vino derramado por el suelo y a don Quijote dormido con una camisa que apenas le llegaba a las rodillas.
El ventero enfurecido empezó a golpear a don Quijote, el ventero y Cardenio intentaron alejarle para que le dejase. Don Quijote siguió dormido hasta que el barbero le echó un caldero de agua fría por encima. La ventera empezó a lamentarse de la llegada de Don Quijote, pero su criada Maritornes la tranquilizó.
Una vez tranquilizados todos, el cura siguió con la lectura de la novela.
Por la satisfacción que Anselmo tenía de la bondad de Camila, vivía una vida contenta y descuidada. Camila cuidaba mal a Lotario porque su marido entendió al revés la voluntad que ese le tenía. En esto el gusto que tenía Leonela de verse calificada en sus amores, llegó a tanto que iba tras él a rienda suelta. Una noche vio Anselmo a un hombre que saltaba desde la ventana de la habitación de Leonela a la calle. Anselmo fue a la habitación de Leonela a ver que ocurría, esta le confesó que había sido su marido el que saltó. Anselmo fue a contárselo a Camila, pero esta no estaba porque había sido llevada por Lotario a un monasterio. Anselmo preguntó a su criado pero no supo contestar. Al encontrarse sin mujer ni amigos decidió ir a una aldea y en el camino tuvo un accidente con el caballo, esa noche murió. Las noticias de su muerte llegaron hasta el monasterio donde se encontraba Camila, la cual se negó a hacerse monja. Días después llegaron noticias de que Lotario había muerto en batalla. Camila al enterarse de esto se hizo monja y acabó a los pocos días con su vida.
Así acabó el cura de leer la novela y su crítica fue positiva.

Capítulo XXXVI
Personajes: El ventero, dos mozos, cuatro hombres a caballo, una señora que es Luscinda, Cardenio, Dorotea, el cura y don Fernando.
El ventero advirtió de la llegada de un grupo de personas formado por cuatro hombres a caballo, dos mozos a pie y una mujer vestida de blanco.
Todos ellos llevaban antifaz, el ventero dijo que si lograban que se quedasen dejarían mucho dinero. Antes de que entraran, Cardenio y Dorotea se escondieron en el cuarto de don Quijote. El cura deseoso de saber que gente era aquella, preguntó a uno de los monjes y él le respondió que tan solo llevaban dos días juntos y que lo único que sabían es que la mujer venía a la fuerza y que según su vestimenta era una monja o iba a serlo. Dorotea ofreció su ayuda a la mujer y en una pequeña discusión se dejó al descubierto el rostro de la mujer, que casualmente era Luscinda, esta le dijo a don Fernando que la dejase llegar junto a su querido Cardenio. Mientras, Dorotea, entre lágrimas, le dijo a don Fernando que su amor por él duraría toda la vida y que por favor no se fijara en Luscinda ya que ella pertenecía a Cardenio, que era su esposa. Don Fernando ante tan bellas palabras quedó prendado de ella y esta calló en sus brazos.
También Cardenio declaró su amor hacia Luscinda.
Personajes: El ventero, dos mozos, cuatro hombres a caballo, una señora que es Luscinda, Cardenio, Dorotea, el cura y don Fernando.
El ventero advirtió de la llegada de un grupo de personas formado por cuatro hombres a caballo, dos mozos a pie y una mujer vestida de blanco.
Todos ellos llevaban antifaz, el ventero dijo que si lograban que se quedasen dejarían mucho dinero. Antes de que entraran, Cardenio y Dorotea se escondieron en el cuarto de don Quijote. El cura deseoso de saber que gente era aquella, preguntó a uno de los monjes y él le respondió que tan solo llevaban dos días juntos y que lo único que sabían es que la mujer venía a la fuerza y que según su vestimenta era una monja o iba a serlo. Dorotea ofreció su ayuda a la mujer y en una pequeña discusión se dejó al descubierto el rostro de la mujer, que casualmente era Luscinda, esta le dijo a don Fernando que la dejase llegar junto a su querido Cardenio. Mientras, Dorotea, entre lágrimas, le dijo a don Fernando que su amor por él duraría toda la vida y que por favor no se fijara en Luscinda ya que ella pertenecía a Cardenio, que era su esposa. Don Fernando ante tan bellas palabras quedó prendado de ella y esta calló en sus brazos.
También Cardenio declaró su amor hacia Luscinda.

Capítulo XXXVII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, la ventera, Maritornes, Zoraida, Luscinda, don Fernando, un hombre, Dorotea y Cardenio.
Todos en la venta estaban gozosos y contentos y solo Sancho estaba afligido. Por la mañana, mientras Sancho se vestía, don Quijote le hablaba. En el comedor, el cura contó a don Fernando y a los demás las locuras de don Quijote, estos se rieron y admiraron a la vez. Cardenio se ofreció voluntario para llevarle de vuelta a casa, pero en esto salió don Quijote ar4mado y creyendo que Dorotea era la princesa le dijo que ahora solo era una simple doncella, empezaron a discutir, después de esto don Quijote se volvió enfadado a Sancho y le empezó a insultar y acabaron discutiendo. Don Fernando les dijo que pararan de discutir. Cuando don Quijote cruzó la habitación para ir a disculparse, entró en ella un hombre con pinta de moro y una señora. Pidieron habitaciones, pero solo quedaba una y les tocó compartirla. Maritornes y Luscinda se ofrecieron para que la mujer durmiera con ellas, pero esta no contestó. Don Fernando le preguntó al hombre como se llamaba la mujer y este contestó que se llamaba Zoraida, que era una mora recién salida de Argel y que iba a ser bautizada para ser cristiana. Llegó la noche y don Quijote soltó un discurso después de la cena en el que se metía con los que pensaban que las letras podían con las armas.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, la ventera, Maritornes, Zoraida, Luscinda, don Fernando, un hombre, Dorotea y Cardenio.
Todos en la venta estaban gozosos y contentos y solo Sancho estaba afligido. Por la mañana, mientras Sancho se vestía, don Quijote le hablaba. En el comedor, el cura contó a don Fernando y a los demás las locuras de don Quijote, estos se rieron y admiraron a la vez. Cardenio se ofreció voluntario para llevarle de vuelta a casa, pero en esto salió don Quijote ar4mado y creyendo que Dorotea era la princesa le dijo que ahora solo era una simple doncella, empezaron a discutir, después de esto don Quijote se volvió enfadado a Sancho y le empezó a insultar y acabaron discutiendo. Don Fernando les dijo que pararan de discutir. Cuando don Quijote cruzó la habitación para ir a disculparse, entró en ella un hombre con pinta de moro y una señora. Pidieron habitaciones, pero solo quedaba una y les tocó compartirla. Maritornes y Luscinda se ofrecieron para que la mujer durmiera con ellas, pero esta no contestó. Don Fernando le preguntó al hombre como se llamaba la mujer y este contestó que se llamaba Zoraida, que era una mora recién salida de Argel y que iba a ser bautizada para ser cristiana. Llegó la noche y don Quijote soltó un discurso después de la cena en el que se metía con los que pensaban que las letras podían con las armas.

Capítulo XXXVIII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, la ventera, su hija, Maritornes, don Fernando, el cura y el cautivo.
Don Quijote, prosiguió con su discurso, quiso averiguar si el soldado era más rico que el estudiante y dijo que no había ninguno más pobre ya que los dos eran pobres. Díjole el soldado que solía estar desnudo, dormir a la intemperie en una cama tan grande como él quisiera, ya que dormía en el suelo. Un día de batalla podía resultar herido e incluso muerto y además, solo se premiaba a los soldados ya muertos. Dijo también que era más fácil premiar a los letrados que a los soldados, porque a los primeros se les pagaba dándoles oficio y a los segundos con la hacienda del señor al que servían. Se centró en el dilema de armas contra letrados. Dijo que ambas aportan sus argumentos en las leyes, y a punta a favor de las armas, ya que sin ellas no podría haber guerras. También cuenta lo que le cuesta ser a uno letrado, no se puede comparar con un soldado, que viendo el momento de morir debe ser fiel a su patria. Por último dijo que le pesaba en el alma haber elegido ser caballero en esa época, ya que su vida podría acabar por culpa de la pólvora y el estaño. Mientras Don Quijote daba el discurso, los demás cenaban, a todos les dio lástima ver como un hombre con tanta sabiduría estaba al borde de la locura por culpa de las novelas de caballería.
Don Fernando pidió al cautivo que contara la historia de su vida, este aceptó tras los ruegos de la ventera, Maritornes, el cura, la ventera y los demás.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, la ventera, su hija, Maritornes, don Fernando, el cura y el cautivo.
Don Quijote, prosiguió con su discurso, quiso averiguar si el soldado era más rico que el estudiante y dijo que no había ninguno más pobre ya que los dos eran pobres. Díjole el soldado que solía estar desnudo, dormir a la intemperie en una cama tan grande como él quisiera, ya que dormía en el suelo. Un día de batalla podía resultar herido e incluso muerto y además, solo se premiaba a los soldados ya muertos. Dijo también que era más fácil premiar a los letrados que a los soldados, porque a los primeros se les pagaba dándoles oficio y a los segundos con la hacienda del señor al que servían. Se centró en el dilema de armas contra letrados. Dijo que ambas aportan sus argumentos en las leyes, y a punta a favor de las armas, ya que sin ellas no podría haber guerras. También cuenta lo que le cuesta ser a uno letrado, no se puede comparar con un soldado, que viendo el momento de morir debe ser fiel a su patria. Por último dijo que le pesaba en el alma haber elegido ser caballero en esa época, ya que su vida podría acabar por culpa de la pólvora y el estaño. Mientras Don Quijote daba el discurso, los demás cenaban, a todos les dio lástima ver como un hombre con tanta sabiduría estaba al borde de la locura por culpa de las novelas de caballería.
Don Fernando pidió al cautivo que contara la historia de su vida, este aceptó tras los ruegos de la ventera, Maritornes, el cura, la ventera y los demás.

Capítulo XXXIX
Personajes: El cautivo, Don Fernando, tres camaradas de Don Fernando, Don Pedro de Aguilar, el Uchalí, el padre y los dos hermanos del cautivo.
El cautivo empieza contando que su linaje se inició en las montañas de León, dice que por aquel lugar su padre todavía era considerado un hombre rico.
El padre del cautivo quería que sus tres hijos le sucedieran en el nombre y en el ser, así que un día decidió hablar con ellos y les dijo que iba a dividir su hacienda en cuatro y que se la repartirían entre todos con la condición de que cada uno debía dedicarse a lo que él les ofreciese. Los hijos aceptaron y el padre repartió su hacienda y les dijo a que debían dedicarse: uno a las letras, otro a la mercancía y el otro debía ser soldado.
El cautivo, ya que era el mayor, eligió el primero y decidió ser soldado, el segundo eligió mercader y el más pequeño se hizo cura.
Después de esto, cada uno cogió su parte de la hacienda, tres mil ducados, pero decidieron darle a su padre cuatro mil ducados para que viviese mejor. El cautivo fue a Génova, el pequeño fue a Salamanca y el mediano a Sevilla.
Una vez en Génova, el cautivo fue hacia Milán, se armó como soldado y sirvió al duque de Alba, luego fue alférez de un famoso capitán llamado Diego de Urbina, consiguió hacerse capitán de infantería de la liga de Don Juan de Austria, al servicio de este consiguieron vencer a los turcos, pero él quedó cautivo por ellos cuando fue a socorrer a un barco. Le llevaron a Constantinopla, donde le pusieron por amo al Uchalí, que había ascendido a general. Al cabo de los años, se supo que Don Juan había ganado a Túnez y así se hizo la paz con los venecianos. Al año siguiente fueron contra la goleta, consiguieron destruirlos ya que levantaron una gran trinchera en la que se defendían. Quedó en pie una torre defendida por Don Juan de Zanoguera, aunque cautivaron a Don Pedro Puertocarreno, general de la goleta y a Dabrio el general del fuerte. Dijo el cautivo que entre todos los que se perdieron en el fuerte estaba Don Pedro de Aguilar, en el momento en el que el cautivo nombró a Don Pedro, Don Fernando miró a sus tres camaradas y uno de ellos dijo que sabía lo que había pasado con Don Pedro puesto que era su hermano y les dijo que estaba vivo y tenía tres hijos. El cautivo leyó los sonetos de Don Pedro.
Personajes: El cautivo, Don Fernando, tres camaradas de Don Fernando, Don Pedro de Aguilar, el Uchalí, el padre y los dos hermanos del cautivo.
El cautivo empieza contando que su linaje se inició en las montañas de León, dice que por aquel lugar su padre todavía era considerado un hombre rico.
El padre del cautivo quería que sus tres hijos le sucedieran en el nombre y en el ser, así que un día decidió hablar con ellos y les dijo que iba a dividir su hacienda en cuatro y que se la repartirían entre todos con la condición de que cada uno debía dedicarse a lo que él les ofreciese. Los hijos aceptaron y el padre repartió su hacienda y les dijo a que debían dedicarse: uno a las letras, otro a la mercancía y el otro debía ser soldado.
El cautivo, ya que era el mayor, eligió el primero y decidió ser soldado, el segundo eligió mercader y el más pequeño se hizo cura.
Después de esto, cada uno cogió su parte de la hacienda, tres mil ducados, pero decidieron darle a su padre cuatro mil ducados para que viviese mejor. El cautivo fue a Génova, el pequeño fue a Salamanca y el mediano a Sevilla.
Una vez en Génova, el cautivo fue hacia Milán, se armó como soldado y sirvió al duque de Alba, luego fue alférez de un famoso capitán llamado Diego de Urbina, consiguió hacerse capitán de infantería de la liga de Don Juan de Austria, al servicio de este consiguieron vencer a los turcos, pero él quedó cautivo por ellos cuando fue a socorrer a un barco. Le llevaron a Constantinopla, donde le pusieron por amo al Uchalí, que había ascendido a general. Al cabo de los años, se supo que Don Juan había ganado a Túnez y así se hizo la paz con los venecianos. Al año siguiente fueron contra la goleta, consiguieron destruirlos ya que levantaron una gran trinchera en la que se defendían. Quedó en pie una torre defendida por Don Juan de Zanoguera, aunque cautivaron a Don Pedro Puertocarreno, general de la goleta y a Dabrio el general del fuerte. Dijo el cautivo que entre todos los que se perdieron en el fuerte estaba Don Pedro de Aguilar, en el momento en el que el cautivo nombró a Don Pedro, Don Fernando miró a sus tres camaradas y uno de ellos dijo que sabía lo que había pasado con Don Pedro puesto que era su hermano y les dijo que estaba vivo y tenía tres hijos. El cautivo leyó los sonetos de Don Pedro.

Capítulo XL
Personajes: El cautivo, Uchalí, Azanagá (el renegado), el rey de Argel, Agi Morato, el gran señor, Zoraida y Lela Marién.
El cautivo leyó el soneto y siguió contando su cuento. La armada volvió a Constantinopla triunfante y vencedora, allí murió Uchalí. Era esclavo del gran señor y después de muchos años renegado de su cargo porque un turco le dio un bofetón y debía vengarse de él. Este vino a ser el rey de Argel que trataba con mucha humanidad a sus cautivos, el cautivo fue un renegado veneciano y entre todos, el rey de Argel quiso a Azanagá y llegó a ser rico y rey. El cautivo estaba contento por estar cerca de España y al llegar le encerraron en una prisión que los turcos llamaban baños.
En el almacén encerraban a los cautivos con difícil libertad.
Un día por la ventana introdujeron un lienzo, el cautivo deshizo el nudo y contenía 10 monedas de oro.
La mujer que metió el lienzo era una mora de Agi Morato, un moro rico. Volvió a dejar una nota y el cautivo preguntó a uno de Murcia si le podía traducir su contenido: "Cuando era niña, mi padre tenía una esclava la cual decía cosas de Lela Marién, me dijo que fuera a tierras cristianas a verlas y al no saber como ir, por la ventana he visto a muchos cristianos, pero, tú parecías el único caballero así que si quieres casarte conmigo yo tengo dinero y soy bella. No quisiera que me descubriera nadie, porque mi padre me metería en un pozo y me cubriría con piedras. En la caña pondré un hilo y en él ata tu respuesta." El cautivo le contestó que si, la mora se llamaba Zoraida. Esta le dijo que le seguiría dando dinero para que uno de sus compañeros fuese a por una barca, pagase su libertad y fuera a recogerla a los jardines de la casa de su padre.
Personajes: El cautivo, Uchalí, Azanagá (el renegado), el rey de Argel, Agi Morato, el gran señor, Zoraida y Lela Marién.
El cautivo leyó el soneto y siguió contando su cuento. La armada volvió a Constantinopla triunfante y vencedora, allí murió Uchalí. Era esclavo del gran señor y después de muchos años renegado de su cargo porque un turco le dio un bofetón y debía vengarse de él. Este vino a ser el rey de Argel que trataba con mucha humanidad a sus cautivos, el cautivo fue un renegado veneciano y entre todos, el rey de Argel quiso a Azanagá y llegó a ser rico y rey. El cautivo estaba contento por estar cerca de España y al llegar le encerraron en una prisión que los turcos llamaban baños.
En el almacén encerraban a los cautivos con difícil libertad.
Un día por la ventana introdujeron un lienzo, el cautivo deshizo el nudo y contenía 10 monedas de oro.
La mujer que metió el lienzo era una mora de Agi Morato, un moro rico. Volvió a dejar una nota y el cautivo preguntó a uno de Murcia si le podía traducir su contenido: "Cuando era niña, mi padre tenía una esclava la cual decía cosas de Lela Marién, me dijo que fuera a tierras cristianas a verlas y al no saber como ir, por la ventana he visto a muchos cristianos, pero, tú parecías el único caballero así que si quieres casarte conmigo yo tengo dinero y soy bella. No quisiera que me descubriera nadie, porque mi padre me metería en un pozo y me cubriría con piedras. En la caña pondré un hilo y en él ata tu respuesta." El cautivo le contestó que si, la mora se llamaba Zoraida. Esta le dijo que le seguiría dando dinero para que uno de sus compañeros fuese a por una barca, pagase su libertad y fuera a recogerla a los jardines de la casa de su padre.