
Capítulo XLI
Personajes: El cautivo, el renegado, Tagarino, Zoraida, su padre (Agi Morato), doce españoles, unos moros, unos franceses, un pastor, la caballería, Pedro de Bustamonte.
Prosiguió la historia el cautivo.
Pasados quince días, el renegado tenía ya una barca con la que hacía viajes seguidos a Sargel, al lado de Argel, en compañía del Tagarino y otros más, estaba siempre esperando Zoraida para ver que pasaba en su jardín, el renegado iba allí y le pedía fruta y su padre (Zoraida) se la daba sin conocerle aunque no le dejaba hablar con Zoraida para decirla que era él el que la tenía que llevar a tierras cristianas. Pasados esto el renegado le dijo al cautivo que buscara a varias personas para llevarlas y rescatarles. Les dijo a doce españoles que fueran al jardín de Agi Morato y que esperaron hasta que fuese, solo le faltaba avisar a Zoraida para que estuviera preparada. Partió al jardín con la excusa de coger algunas hierbas y se encontró con el padre de Zoraida, el cual le dijo que era esclavo de Arnaute Mami. Dejó salir a su hija para que hablaran, el cautivo le dijo a Zoraida que partiría al día siguiente en un barco francés ya que no podía esperar a uno español porque echaba de menos su tierra. Mientras hablaban unos turcos entraron al jardín para robar fruta, el padre, furioso, fue a hablar con estos, le dijo a su hija que se metiera en casa y al cautivo que se fuera, este le dijo a Zoraida que se fuera con él. De camino, Zoraida iba apoyada en el cautivo, ya que se mareaba, pero entonces el padre de esta les vio y cogió a su hija y echó al cautivo. Este se fijó bien en el jardín para así saber como, el esperado día, poder entrar en busca de Zoraida. El cautivo iba en la barca con el renegado, y este dijo que primero rendirían con los moros y después irían por Zoraida. Una vez hubieron atado a los moros, se metieron en el jardín de Zoraida el cautivo y el renegado. Cuando esta bajó les dijo que no hicieran pues su padre estaba durmiendo.
En un momento de ausencia por parte de Zoraida, el padre les descubrió y por ello le ataron y se lo llevaron. Subieron a la barca y Zoraida con tristeza pidió que le soltaran, pero rechazaron la propuesta por miedo a que les encerraran.
Siguieron el viaje y les dijeron a los moros cautivos y al padre de Zoraida que enseguida les dejarían en libertad, pero el padre sollozó por su hija. El renegado le dijo que Zoraida era cristiana e iba con ellos por propia voluntad, su padre se sobresaltó y se tiro al agua pidiendo que le ayudaran a salvar su vida. Le sacaron del agua y al poco tiempo se repuso. Se pararon en una cala por el fuerte viento y cuando calmó el tiempo dejaron libres en tierra a los moros y al padre, pero este se puso furioso. Poco después se calmó y pidió a su hija que volviera, poniéndose esta a llorar ya alejados de la cala.
Habiendo llegado ya a tierras cristianas, vieron un bajel redondo tripulado por franceses que les preguntaron de donde venían, estos al no contestar por miedo, les dispararon y la barca se hundió poco a poco. El cautivo y los demás pidieron clemencia, los franceses les ayudaron pero ya salvados les quitaron todas las riquezas y les dieron una barca. Llegaron a tierras de España y desembarcaron, caminaron por tierra y encontraron un pastor que se asustó de ellos al verlos vestidos con ropas de moros. Avisó a la caballería y cuando llegó, el cautivo conoció a Pedro de Bustamonte, tío suyo. Se abrazaron y les llevó a un pueblo de Málaga, donde todo el pueblo salió a recibirlos. Fueron a la Iglesia y el cautivo le explicó a Zoraida que las imágenes de la Virgen son como las de Lela Marién y había que adorarlas. Pasados unos días, Zoraida y el cautivo fueron en busca del padre de esta.
Personajes: El cautivo, el renegado, Tagarino, Zoraida, su padre (Agi Morato), doce españoles, unos moros, unos franceses, un pastor, la caballería, Pedro de Bustamonte.
Prosiguió la historia el cautivo.
Pasados quince días, el renegado tenía ya una barca con la que hacía viajes seguidos a Sargel, al lado de Argel, en compañía del Tagarino y otros más, estaba siempre esperando Zoraida para ver que pasaba en su jardín, el renegado iba allí y le pedía fruta y su padre (Zoraida) se la daba sin conocerle aunque no le dejaba hablar con Zoraida para decirla que era él el que la tenía que llevar a tierras cristianas. Pasados esto el renegado le dijo al cautivo que buscara a varias personas para llevarlas y rescatarles. Les dijo a doce españoles que fueran al jardín de Agi Morato y que esperaron hasta que fuese, solo le faltaba avisar a Zoraida para que estuviera preparada. Partió al jardín con la excusa de coger algunas hierbas y se encontró con el padre de Zoraida, el cual le dijo que era esclavo de Arnaute Mami. Dejó salir a su hija para que hablaran, el cautivo le dijo a Zoraida que partiría al día siguiente en un barco francés ya que no podía esperar a uno español porque echaba de menos su tierra. Mientras hablaban unos turcos entraron al jardín para robar fruta, el padre, furioso, fue a hablar con estos, le dijo a su hija que se metiera en casa y al cautivo que se fuera, este le dijo a Zoraida que se fuera con él. De camino, Zoraida iba apoyada en el cautivo, ya que se mareaba, pero entonces el padre de esta les vio y cogió a su hija y echó al cautivo. Este se fijó bien en el jardín para así saber como, el esperado día, poder entrar en busca de Zoraida. El cautivo iba en la barca con el renegado, y este dijo que primero rendirían con los moros y después irían por Zoraida. Una vez hubieron atado a los moros, se metieron en el jardín de Zoraida el cautivo y el renegado. Cuando esta bajó les dijo que no hicieran pues su padre estaba durmiendo.
En un momento de ausencia por parte de Zoraida, el padre les descubrió y por ello le ataron y se lo llevaron. Subieron a la barca y Zoraida con tristeza pidió que le soltaran, pero rechazaron la propuesta por miedo a que les encerraran.
Siguieron el viaje y les dijeron a los moros cautivos y al padre de Zoraida que enseguida les dejarían en libertad, pero el padre sollozó por su hija. El renegado le dijo que Zoraida era cristiana e iba con ellos por propia voluntad, su padre se sobresaltó y se tiro al agua pidiendo que le ayudaran a salvar su vida. Le sacaron del agua y al poco tiempo se repuso. Se pararon en una cala por el fuerte viento y cuando calmó el tiempo dejaron libres en tierra a los moros y al padre, pero este se puso furioso. Poco después se calmó y pidió a su hija que volviera, poniéndose esta a llorar ya alejados de la cala.
Habiendo llegado ya a tierras cristianas, vieron un bajel redondo tripulado por franceses que les preguntaron de donde venían, estos al no contestar por miedo, les dispararon y la barca se hundió poco a poco. El cautivo y los demás pidieron clemencia, los franceses les ayudaron pero ya salvados les quitaron todas las riquezas y les dieron una barca. Llegaron a tierras de España y desembarcaron, caminaron por tierra y encontraron un pastor que se asustó de ellos al verlos vestidos con ropas de moros. Avisó a la caballería y cuando llegó, el cautivo conoció a Pedro de Bustamonte, tío suyo. Se abrazaron y les llevó a un pueblo de Málaga, donde todo el pueblo salió a recibirlos. Fueron a la Iglesia y el cautivo le explicó a Zoraida que las imágenes de la Virgen son como las de Lela Marién y había que adorarlas. Pasados unos días, Zoraida y el cautivo fueron en busca del padre de esta.

Capítulo XLII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cautivo Ruy Pérez de Viedma, el cura, Cardenio, la ventera, don Fernando, el oidor Juan Pérez de Viedma, su hija, Luscinda, Dorotea y Zoraida.
Cuando el cautivo finalizó su historia, que fue muy elogiada por todos, don Fernando se ofreció para que se fuera con él, celebrarían el bautizo de Zoraida y después les buscaría un lugar para alojarse, pero el cautivo no aceptó las propuestas ya que quería encontrar a su padre.
Llegada ya la noche llamaron a la venta unos hombres pidiendo posada, la ventera les dijo que no había sitio, pero uno de ellos le dijo que necesitaban un sitio para su señor, el oidor. La ventera dijo entonces que si el oidor había traído una cama, ella y su marido les dejarían su habitación para pasar la noche. El hombre aceptó y fue a decírselo al oidor. Este salió agarrado a una bella doncella que era su hija. Don Quijote alabó la belleza de la joven y le expresó al oidor su satisfacción porque estuviera allí.
Dorotea, Luscinda y Zoraida le dieron la bienvenida y el cura, Cardenio y don Fernando le hicieron cumplidos a la joven hija del oidor.
Se dijo que la joven dormiría con todas las mujeres y que el oidor dormiría en la habitación de los venteros.
El cautivo, desde el primer momento que vio al oidor sospechó que era uno de sus hermanos, fue a preguntar su nombre a uno de los criados. Le dijo que se llamaba Juan Pérez de Viedma. El cautivo ya no tuvo ninguna duda de que era él. Pidió ayuda al cura y a Cardenio, estos le dijeron que no se preocupara, que lo dejara en sus manos.
Durante la cena, el cura le comentó al oidor la historia del cautivo, este se dio cuenta enseguida de que hablaba de su hermano y con lágrimas en los ojos dijo que quería volver a verle. Le llevó junto al cautivo y ambos lloraron abrazados.
Días más tarde irían a Sevilla para celebrar el bautismo de Zoraida y su boda con el cautivo.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cautivo Ruy Pérez de Viedma, el cura, Cardenio, la ventera, don Fernando, el oidor Juan Pérez de Viedma, su hija, Luscinda, Dorotea y Zoraida.
Cuando el cautivo finalizó su historia, que fue muy elogiada por todos, don Fernando se ofreció para que se fuera con él, celebrarían el bautizo de Zoraida y después les buscaría un lugar para alojarse, pero el cautivo no aceptó las propuestas ya que quería encontrar a su padre.
Llegada ya la noche llamaron a la venta unos hombres pidiendo posada, la ventera les dijo que no había sitio, pero uno de ellos le dijo que necesitaban un sitio para su señor, el oidor. La ventera dijo entonces que si el oidor había traído una cama, ella y su marido les dejarían su habitación para pasar la noche. El hombre aceptó y fue a decírselo al oidor. Este salió agarrado a una bella doncella que era su hija. Don Quijote alabó la belleza de la joven y le expresó al oidor su satisfacción porque estuviera allí.
Dorotea, Luscinda y Zoraida le dieron la bienvenida y el cura, Cardenio y don Fernando le hicieron cumplidos a la joven hija del oidor.
Se dijo que la joven dormiría con todas las mujeres y que el oidor dormiría en la habitación de los venteros.
El cautivo, desde el primer momento que vio al oidor sospechó que era uno de sus hermanos, fue a preguntar su nombre a uno de los criados. Le dijo que se llamaba Juan Pérez de Viedma. El cautivo ya no tuvo ninguna duda de que era él. Pidió ayuda al cura y a Cardenio, estos le dijeron que no se preocupara, que lo dejara en sus manos.
Durante la cena, el cura le comentó al oidor la historia del cautivo, este se dio cuenta enseguida de que hablaba de su hermano y con lágrimas en los ojos dijo que quería volver a verle. Le llevó junto al cautivo y ambos lloraron abrazados.
Días más tarde irían a Sevilla para celebrar el bautismo de Zoraida y su boda con el cautivo.

Capítulo XLIII
Personajes: Dorotea, Clara, el mozo de mulas, el ventero, la ventera, Maritornes, don Quijote, Rocinante y cuatro hombres.
Estaba el mozo de mulas cantando tan bellas cantares, que Dorotea despertó a Clara para que los oyese, cuando Clara medio dormida vio al mozo y escuchó el cantar empezó a llorar y no quiso oír más por lo que se tapó los oídos ante el asombro de Dorotea que estaba intrigada del porque de aquella reacción. Cuando acabó el mozo, Dorotea preguntó a Clara y esta le contó que aquel mozo no era quien decía ser, era hijo de un señor de tierras de Aragón que tenía su castillo frente al de ella y que sin saber como, él se enamoró de ella y que pese a los lienzos y a las celosías de las ventanas, ellos se veían a su través cuando no estaban los padres, tuvo ella que partir junto a su padre y él la siguió y no sabía como había podido dejar a su padre que tanto le quería. Dorotea le besó y durmieron, todo quedó en silencio en la venta. Estaban Maritornes y la ventera vigilando a don Quijote que estaba fuera pensando que podrían gastarle una broma, entonces empezó a desvariar, hablando de su hermosa Dulcinea y le llamó Maritornes, cuando la vio pensó que estaba vencida por su amor y la creyó hija del señor del castillo. Don Quijote llegó al agujero donde estaban las dos mujeres y las dijo que no podía responder a su amor por estar comprometido con Dulcinea. Le pidió Maritornes la mano para satisfacer a su señora, le ataron la mano al cerrojo de la puerta, de tal manera que estaba don Quijote de pie sobre Rocinante con el brazo en el agujero y atado. Empezaba a amanecer cuando cuatro hombres llegaron y llamaron a la puerta. Don Quijote les empezó a contar que aquello era un castillo y no una venta, pero los hombres se dieron cuenta de su locura y no le hicieron caso. Empezaron a gritar y se despertó el ventero. En esto uno de los caballos de los hombres fue a oler a Rocinante, este le siguió y don Quijote quedó con los pies colgando. Le dolió tanto que pensó que le arrancaban el brazo.
Personajes: Dorotea, Clara, el mozo de mulas, el ventero, la ventera, Maritornes, don Quijote, Rocinante y cuatro hombres.
Estaba el mozo de mulas cantando tan bellas cantares, que Dorotea despertó a Clara para que los oyese, cuando Clara medio dormida vio al mozo y escuchó el cantar empezó a llorar y no quiso oír más por lo que se tapó los oídos ante el asombro de Dorotea que estaba intrigada del porque de aquella reacción. Cuando acabó el mozo, Dorotea preguntó a Clara y esta le contó que aquel mozo no era quien decía ser, era hijo de un señor de tierras de Aragón que tenía su castillo frente al de ella y que sin saber como, él se enamoró de ella y que pese a los lienzos y a las celosías de las ventanas, ellos se veían a su través cuando no estaban los padres, tuvo ella que partir junto a su padre y él la siguió y no sabía como había podido dejar a su padre que tanto le quería. Dorotea le besó y durmieron, todo quedó en silencio en la venta. Estaban Maritornes y la ventera vigilando a don Quijote que estaba fuera pensando que podrían gastarle una broma, entonces empezó a desvariar, hablando de su hermosa Dulcinea y le llamó Maritornes, cuando la vio pensó que estaba vencida por su amor y la creyó hija del señor del castillo. Don Quijote llegó al agujero donde estaban las dos mujeres y las dijo que no podía responder a su amor por estar comprometido con Dulcinea. Le pidió Maritornes la mano para satisfacer a su señora, le ataron la mano al cerrojo de la puerta, de tal manera que estaba don Quijote de pie sobre Rocinante con el brazo en el agujero y atado. Empezaba a amanecer cuando cuatro hombres llegaron y llamaron a la puerta. Don Quijote les empezó a contar que aquello era un castillo y no una venta, pero los hombres se dieron cuenta de su locura y no le hicieron caso. Empezaron a gritar y se despertó el ventero. En esto uno de los caballos de los hombres fue a oler a Rocinante, este le siguió y don Quijote quedó con los pies colgando. Le dolió tanto que pensó que le arrancaban el brazo.

Capítulo XLIV
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, don Luis, el oidor, doña Clara, don Fernando, Cardenio, el ventero, la hija del ventero, cuatro hombres, el mozo de escuadra, el padre de don Luis y dos huéspedes.
Regresó don Quijote a la venta y con los gritos que dio, despertó a todo el mundo. Le preguntó al ventero por un muchacho, este le respondió que lo buscase él mismo y se fue don Quijote con otros cuatro hombres a buscarlo. Uno de estos hombres lo encontró dormido en el pajar con el mozo de escuadra, el cual se sorprendió mucho cuando el hombre se refería al chico como don Luis y se lo fue a contar a Cardenio y a don Fernando. Los cuatro hombres querían llevar a don Luis de regreso a casa porque sino su padre se iba a morir de pena, pero don Quijote no quería porque tenía que resolver un asunto muy importante. A la discusión acudieron Cardenio, don Fernando, don Quijote, el barbero, el cura y el oidor, el cual reconoció a don Quijote porque era su vecino e intentó hacerle entrar en razón.
De repente se oyeron los gritos del ventero que estaba siendo pegado por dos huéspedes que aprovechando el jaleo de don Luis querían irse de la venta sin pagar. Don Quijote acudió en si defensa por petición de la hija del ventero, pero antes de llegar, se paró y dijo que él no podía empuñar su espada, que debía ocuparse Sancho.
La hija del ventero se quedó perpleja ante la cobardía de don Quijote, aunque al final consiguió que pagaran al ventero sin necesidad de pelear.
Don Luis, acabó confesando que su misión era casarse con doña Clara, hija del oidor, para ello le ofreció todas sus riquezas.
De repente Sancho empezó a discutir con el barbero por culpa de unas monedas, el barbero decía que don Quijote se las había robado y Sancho decía que su señor las había ganado. Don Quijote se quedó tan asombrado por la forma que tenía Sancho de discutir, que pensó en armarle caballero.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, don Luis, el oidor, doña Clara, don Fernando, Cardenio, el ventero, la hija del ventero, cuatro hombres, el mozo de escuadra, el padre de don Luis y dos huéspedes.
Regresó don Quijote a la venta y con los gritos que dio, despertó a todo el mundo. Le preguntó al ventero por un muchacho, este le respondió que lo buscase él mismo y se fue don Quijote con otros cuatro hombres a buscarlo. Uno de estos hombres lo encontró dormido en el pajar con el mozo de escuadra, el cual se sorprendió mucho cuando el hombre se refería al chico como don Luis y se lo fue a contar a Cardenio y a don Fernando. Los cuatro hombres querían llevar a don Luis de regreso a casa porque sino su padre se iba a morir de pena, pero don Quijote no quería porque tenía que resolver un asunto muy importante. A la discusión acudieron Cardenio, don Fernando, don Quijote, el barbero, el cura y el oidor, el cual reconoció a don Quijote porque era su vecino e intentó hacerle entrar en razón.
De repente se oyeron los gritos del ventero que estaba siendo pegado por dos huéspedes que aprovechando el jaleo de don Luis querían irse de la venta sin pagar. Don Quijote acudió en si defensa por petición de la hija del ventero, pero antes de llegar, se paró y dijo que él no podía empuñar su espada, que debía ocuparse Sancho.
La hija del ventero se quedó perpleja ante la cobardía de don Quijote, aunque al final consiguió que pagaran al ventero sin necesidad de pelear.
Don Luis, acabó confesando que su misión era casarse con doña Clara, hija del oidor, para ello le ofreció todas sus riquezas.
De repente Sancho empezó a discutir con el barbero por culpa de unas monedas, el barbero decía que don Quijote se las había robado y Sancho decía que su señor las había ganado. Don Quijote se quedó tan asombrado por la forma que tenía Sancho de discutir, que pensó en armarle caballero.

Capítulo XLV
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el barbero, el cura, Cardenio, Maritornes, el ventero, la ventera, la hija de ambos, don Luis, don Fernando, los cuadrilleros, los criados de don Luis, cuatro hombres, Dorotea, Luscinda, doña Clara y el oidor.
Después de una gran discusión sobre de quien era la famosa vacía, el cura pagó al barbero ocho reales por la famosa vacía. Obviamente el cura pagó al barbero los ocho reales sin que Don Quijote se enterase ya que si esto sucediese se enfadaría tremendamente. En esta pelea participaron también unos caballeros de la Santa Hermandad que querían prender a Don Quijote por haber liberado a los Galeotes.
Uno de los caballeros de la Santa Hermandad, después de confirmar que era Don Quijote la persona a la que buscaban, le apreso acusándole de salteador de caminos. Al ver esto sus amigos corrieron en su ayuda y Don Quijote al verse liberado comenzó a insultar al caballero ya que le estaba apresando por cumplir los códigos de la caballería.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el barbero, el cura, Cardenio, Maritornes, el ventero, la ventera, la hija de ambos, don Luis, don Fernando, los cuadrilleros, los criados de don Luis, cuatro hombres, Dorotea, Luscinda, doña Clara y el oidor.
Después de una gran discusión sobre de quien era la famosa vacía, el cura pagó al barbero ocho reales por la famosa vacía. Obviamente el cura pagó al barbero los ocho reales sin que Don Quijote se enterase ya que si esto sucediese se enfadaría tremendamente. En esta pelea participaron también unos caballeros de la Santa Hermandad que querían prender a Don Quijote por haber liberado a los Galeotes.
Uno de los caballeros de la Santa Hermandad, después de confirmar que era Don Quijote la persona a la que buscaban, le apreso acusándole de salteador de caminos. Al ver esto sus amigos corrieron en su ayuda y Don Quijote al verse liberado comenzó a insultar al caballero ya que le estaba apresando por cumplir los códigos de la caballería.

Capítulo XLVI
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, don Luis, don Fernando, Zoraida, Dorotea, el cura, el barbero, los criados de don Luis, los cuadrilleros, el oidor, doña Clara, Rocinante y el asno.
Estaban en la venta discutiendo y peleando, don Quijote se levantó y empezó a decir unas palabras, el cura y los cuadrilleros le empezaron a mirar mal y a juzgar por su locura, don Quijote y el cura se peleaban por la bacía del barbero que se solucionó con el pago de ocho reales a don Quijote de parte del cura.
Los criados de don Luis no estaban en la venta, don Fernando estaba enfadado, doña Clara estaba descontenta y Zoraida no se enteraba de nada de lo que hablaban.
El ventero pidió a don Quijote que le pagara las deudas de su estancia en la venta, el cura dijo que no dejaría salir ni a Rocinante ni al asno hasta que don Quijote pagara. En esto don Fernando pagó la deuda de don Quijote y el oidor puso de su parte para poder pagar, así todos quedaron en paz.
Más tarde don Quijote pensó que era buen momento de marcharse de la venta y se fue a despedir de Dorotea a la que él tomaba por reina de las tierras de Micomicón. Don Quijote arrodillado, la alabó con todo su corazón y esta asustada se excusó y marchó.
En ese momento llegó Sancho y metió las narices en el asunto y empezó a decir que Dorotea no era reina ni era nada, que solo era una simple doncella de la venta. Don Quijote se enojó y desató su ira contra Sancho, le insultó y le despreció. Dorotea le intentó calmar y con la ayuda de don Fernando consiguieron que don Quijote perdonase a Sancho. Más tarde, caída ya la noche, el hidalgo se fue a dormir y el cura, don Fernando, el barbero, don Luis, Dorotea y los demás presentes, pusieron en práctica el plan que tenían en mente desde hacía tiempo, que no era otro que el de atar a don Quijote y llevarlo a la aldea para curar su locura. Todos se disfrazaron, hicieron una jaula con palos, fueron a coger a don Quijote que estaba dormido en su habitación, le ataron los pies y las manos y cuando se despertó no pudo defenderse, cogieron un carro con muelle, lo metieron en la jaula y partieron de la venta en dirección a la aldea.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, don Luis, don Fernando, Zoraida, Dorotea, el cura, el barbero, los criados de don Luis, los cuadrilleros, el oidor, doña Clara, Rocinante y el asno.
Estaban en la venta discutiendo y peleando, don Quijote se levantó y empezó a decir unas palabras, el cura y los cuadrilleros le empezaron a mirar mal y a juzgar por su locura, don Quijote y el cura se peleaban por la bacía del barbero que se solucionó con el pago de ocho reales a don Quijote de parte del cura.
Los criados de don Luis no estaban en la venta, don Fernando estaba enfadado, doña Clara estaba descontenta y Zoraida no se enteraba de nada de lo que hablaban.
El ventero pidió a don Quijote que le pagara las deudas de su estancia en la venta, el cura dijo que no dejaría salir ni a Rocinante ni al asno hasta que don Quijote pagara. En esto don Fernando pagó la deuda de don Quijote y el oidor puso de su parte para poder pagar, así todos quedaron en paz.
Más tarde don Quijote pensó que era buen momento de marcharse de la venta y se fue a despedir de Dorotea a la que él tomaba por reina de las tierras de Micomicón. Don Quijote arrodillado, la alabó con todo su corazón y esta asustada se excusó y marchó.
En ese momento llegó Sancho y metió las narices en el asunto y empezó a decir que Dorotea no era reina ni era nada, que solo era una simple doncella de la venta. Don Quijote se enojó y desató su ira contra Sancho, le insultó y le despreció. Dorotea le intentó calmar y con la ayuda de don Fernando consiguieron que don Quijote perdonase a Sancho. Más tarde, caída ya la noche, el hidalgo se fue a dormir y el cura, don Fernando, el barbero, don Luis, Dorotea y los demás presentes, pusieron en práctica el plan que tenían en mente desde hacía tiempo, que no era otro que el de atar a don Quijote y llevarlo a la aldea para curar su locura. Todos se disfrazaron, hicieron una jaula con palos, fueron a coger a don Quijote que estaba dormido en su habitación, le ataron los pies y las manos y cuando se despertó no pudo defenderse, cogieron un carro con muelle, lo metieron en la jaula y partieron de la venta en dirección a la aldea.

Capítulo XLVII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el ventero, el cura, Cardenio, don Fernando, Rocinante, el asno, la ventera, su hija, Maritornes, el barbero, Dorotea, Luscinda, Zoraida, don Luis y dos cuadrilleros.
Don Quijote se quejaba de que le llevasen animales lentos, el quería ser llevado como los caballeros de sus novelas.
Don Quijote le contó a Sancho que tenía alucinaciones con demonios, que los veía su alrededor. Para que Sancho no se contagiase, don Fernando y Cardenio le mandaron ensillar a Rocinante.
Mientras, el cura hablaba con dos cuadrilleros para que los acompañara en su camino. Cardenio, haciendo una seña a Sancho le dijo que se subiese al asno y que cogiese las riendas de Rocinante y puso a los lados del carro a los dos cuadrilleros. Salieron a despedirles la ventera, su hija y Maritornes, todos prometieron escribirse, se abrazaron y partieron.
El ventero se acercó al cura y le dio una novela titulada "El curioso impertinente". Al abrirla leyó "Novela de Rinconete y Cortadillo".
Subió al caballo y tambien el barbero, se taparon para que don Quijote no les reconociese. Caminaron dos leguas cuando el barbero se dio la vuelta y vio a dos hombres que se acercaban al caballo. Uno de ellos preguntó porque don Quijote iba metido en la jaula. El cura le contó toda la historia de don Quijote.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el ventero, el cura, Cardenio, don Fernando, Rocinante, el asno, la ventera, su hija, Maritornes, el barbero, Dorotea, Luscinda, Zoraida, don Luis y dos cuadrilleros.
Don Quijote se quejaba de que le llevasen animales lentos, el quería ser llevado como los caballeros de sus novelas.
Don Quijote le contó a Sancho que tenía alucinaciones con demonios, que los veía su alrededor. Para que Sancho no se contagiase, don Fernando y Cardenio le mandaron ensillar a Rocinante.
Mientras, el cura hablaba con dos cuadrilleros para que los acompañara en su camino. Cardenio, haciendo una seña a Sancho le dijo que se subiese al asno y que cogiese las riendas de Rocinante y puso a los lados del carro a los dos cuadrilleros. Salieron a despedirles la ventera, su hija y Maritornes, todos prometieron escribirse, se abrazaron y partieron.
El ventero se acercó al cura y le dio una novela titulada "El curioso impertinente". Al abrirla leyó "Novela de Rinconete y Cortadillo".
Subió al caballo y tambien el barbero, se taparon para que don Quijote no les reconociese. Caminaron dos leguas cuando el barbero se dio la vuelta y vio a dos hombres que se acercaban al caballo. Uno de ellos preguntó porque don Quijote iba metido en la jaula. El cura le contó toda la historia de don Quijote.

Capítulo XLVIII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, un criado y el barbero.
El cura y el canónigo estaban discutiendo sobre la disparatada estructura de los libros de caballería. El canónigo dijo al cura que había escrito cien hojas de su libro de caballerías pero que no iba a terminar porque lo que el vulgo quería eran historias imaginadas, disparates. Las buenas novelas solo eran apreciadas por unos cuantos, los mejores libros son los que hacen arte, son espejo de la vida humana, por ejemplo: "Las tres tragedias: La Isabela, la Filis y La Alejandra". En su tiempo dieron más dinero a los representantes que treinta de las mejores después creadas.
La comedia debe despertar alegría y entretener. Debería haber una persona inteligente en la corte que examinase todas las comedias antes de representarse. Después, llegado este punto de su coloquio, apareció el barbero y decidieron pasar allí la tarde.
El cura quiso saber más saber más de las hazañas de don Quijote y mandó a un criado a la venta a por comida, pero solo le dejaron sacar cebada. Sancho, aprovechando la ausencia del cura, le dijo a don Quijote que los encantadores eran el cura y el barbero, pero don Quijote le dijo que los encantadores podían tomar cualquier apariencia y que podían haberlo hecho para confundirles. Sancho estaba inquieto por preguntarle, pero no se atrevía, al fin le dijo que quizá le habían entrado ganas de hacer aguas menores o mayores, don Quijote le dijo que si, que por favor le sacase.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, un criado y el barbero.
El cura y el canónigo estaban discutiendo sobre la disparatada estructura de los libros de caballería. El canónigo dijo al cura que había escrito cien hojas de su libro de caballerías pero que no iba a terminar porque lo que el vulgo quería eran historias imaginadas, disparates. Las buenas novelas solo eran apreciadas por unos cuantos, los mejores libros son los que hacen arte, son espejo de la vida humana, por ejemplo: "Las tres tragedias: La Isabela, la Filis y La Alejandra". En su tiempo dieron más dinero a los representantes que treinta de las mejores después creadas.
La comedia debe despertar alegría y entretener. Debería haber una persona inteligente en la corte que examinase todas las comedias antes de representarse. Después, llegado este punto de su coloquio, apareció el barbero y decidieron pasar allí la tarde.
El cura quiso saber más saber más de las hazañas de don Quijote y mandó a un criado a la venta a por comida, pero solo le dejaron sacar cebada. Sancho, aprovechando la ausencia del cura, le dijo a don Quijote que los encantadores eran el cura y el barbero, pero don Quijote le dijo que los encantadores podían tomar cualquier apariencia y que podían haberlo hecho para confundirles. Sancho estaba inquieto por preguntarle, pero no se atrevía, al fin le dijo que quizá le habían entrado ganas de hacer aguas menores o mayores, don Quijote le dijo que si, que por favor le sacase.

Capítulo XLIX
Personajes: Don Quijote, Sancho panza, el cura, el canónigo, el barbero y Rocinante.
Estaban hablando don Quijote y Sancho cuando llegaron al lugar donde esperaban el cura, el barbero y el canónigo.
Sancho le rogó al cura que dejara salir a su amo de la jaula y este le dejó salir, pero tuvo que dar su palabra de caballero de que no iba escapar. Cuando le soltaron lo primero que hizo fue estirase e ir donde estaba Rocinante. El canónigo le preguntó que como podía haberse vuelto loco leyendo libros de caballería, que eran todos una mentira y que no servían para nada. Don Quijote al oír esto empezó a defenderlos, el canónigo quedó sorprendido al ver que mezclaba la realidad con la fantasía.
Personajes: Don Quijote, Sancho panza, el cura, el canónigo, el barbero y Rocinante.
Estaban hablando don Quijote y Sancho cuando llegaron al lugar donde esperaban el cura, el barbero y el canónigo.
Sancho le rogó al cura que dejara salir a su amo de la jaula y este le dejó salir, pero tuvo que dar su palabra de caballero de que no iba escapar. Cuando le soltaron lo primero que hizo fue estirase e ir donde estaba Rocinante. El canónigo le preguntó que como podía haberse vuelto loco leyendo libros de caballería, que eran todos una mentira y que no servían para nada. Don Quijote al oír esto empezó a defenderlos, el canónigo quedó sorprendido al ver que mezclaba la realidad con la fantasía.

Capítulo L
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el canónigo, unos criados, el cabrero y su cabra Manchada.
Don Quijote habla con Sancho sobre los libros de caballería, el hidalgo le dije a Sancho que esos libros estaban impresos con licencia de reyes y que eran acogidos por todos.
Don Quijote invita a Sancho a leerlos y habla maravillas sobre ellos. Cuando termina de hablar, Sancho le pide que le dé el condado del que tanto hablaba en sus libros, quería que le dejase ser gobernador.
El canónigo le interrumpió diciéndole que un señor del estado sino poseía habilidad y buena intención, no sería un buen amo. Sancho no le entendió y dijo que si fuese rey haría lo que quisiese y sería feliz.
Don Quijote le explicó que algunos caballeros hicieron a sus escuderos gobernadores de ínsulas y ante el asombro del canónigo, le nombró conde.
Volvían de su viaje y también los criados del canónigo y se dispusieron a comer. Cuando entre las zarzas escucharon un ruido, se acercaron y salió una cabra, la cual se llamaba Manchada. También apareció el cabrero detrás de ella y los criados se la cogieron. El cabrero les dio las gracias y los criados le invitaron a comer. Este agradecido les contó una historia. Sancho le pidió a su amo algo de comer y don Quijote le dijo que podía comer y hacer lo que quisiera. Don Quijote le cede la palabra al cabrero para que comience su historia.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el canónigo, unos criados, el cabrero y su cabra Manchada.
Don Quijote habla con Sancho sobre los libros de caballería, el hidalgo le dije a Sancho que esos libros estaban impresos con licencia de reyes y que eran acogidos por todos.
Don Quijote invita a Sancho a leerlos y habla maravillas sobre ellos. Cuando termina de hablar, Sancho le pide que le dé el condado del que tanto hablaba en sus libros, quería que le dejase ser gobernador.
El canónigo le interrumpió diciéndole que un señor del estado sino poseía habilidad y buena intención, no sería un buen amo. Sancho no le entendió y dijo que si fuese rey haría lo que quisiese y sería feliz.
Don Quijote le explicó que algunos caballeros hicieron a sus escuderos gobernadores de ínsulas y ante el asombro del canónigo, le nombró conde.
Volvían de su viaje y también los criados del canónigo y se dispusieron a comer. Cuando entre las zarzas escucharon un ruido, se acercaron y salió una cabra, la cual se llamaba Manchada. También apareció el cabrero detrás de ella y los criados se la cogieron. El cabrero les dio las gracias y los criados le invitaron a comer. Este agradecido les contó una historia. Sancho le pidió a su amo algo de comer y don Quijote le dijo que podía comer y hacer lo que quisiera. Don Quijote le cede la palabra al cabrero para que comience su historia.

Capítulo LI
Personajes: El cabrero, Leandra, su padre, Amancio y Vicente de la Rosa.
El cabrero comenzó su historia contando que a tres leguas de ese valle había una aldea en la cual vivía un honrado labrador. Su mayor riqueza según él decía, era su hija, la cual tenía muchas virtudes. La fama sobre la hermosura de su hija se extendió trayendo consigo a muchos pretendientes, el cabrero era uno de los que albergaba más esperanzas, ello era debido a que pertenecía a una buena familia y era del mismo pueblo. Había también otro pretendiente, Amancio, que lo igualaba en todo. Por ellos dos se decidía el padre y le pidió a su hija que aceptase a alguno, pero ella no les quería con lo que el padre postergó la decisión.
Días más tarde llegó a la aldea un joven soldado llamado Vicente de la Rosa que venía de Italia.
Este soldado contaba sus heroicidades en las batallas con un poco de exageración y se las daba de músico y poeta. De este soldado se enamoró Leandra y decidieron fugarse y casarse en secreto. Fueron unos cuadrilleros los que encontraron a Leandra al cabo de tres días en una cueva en lo alto del monte. La llevaron ante su padre y ella confesó que Vicente la había engañado, la dijo que la llevaría a una casa muy grande y bonita en Nápoles, más la robó y la dejó tirada en una cueva.
Después de esto el padre decidió meterla en un convento, por lo que todos los pretendientes se hicieron pastores o cabreros.
Personajes: El cabrero, Leandra, su padre, Amancio y Vicente de la Rosa.
El cabrero comenzó su historia contando que a tres leguas de ese valle había una aldea en la cual vivía un honrado labrador. Su mayor riqueza según él decía, era su hija, la cual tenía muchas virtudes. La fama sobre la hermosura de su hija se extendió trayendo consigo a muchos pretendientes, el cabrero era uno de los que albergaba más esperanzas, ello era debido a que pertenecía a una buena familia y era del mismo pueblo. Había también otro pretendiente, Amancio, que lo igualaba en todo. Por ellos dos se decidía el padre y le pidió a su hija que aceptase a alguno, pero ella no les quería con lo que el padre postergó la decisión.
Días más tarde llegó a la aldea un joven soldado llamado Vicente de la Rosa que venía de Italia.
Este soldado contaba sus heroicidades en las batallas con un poco de exageración y se las daba de músico y poeta. De este soldado se enamoró Leandra y decidieron fugarse y casarse en secreto. Fueron unos cuadrilleros los que encontraron a Leandra al cabo de tres días en una cueva en lo alto del monte. La llevaron ante su padre y ella confesó que Vicente la había engañado, la dijo que la llevaría a una casa muy grande y bonita en Nápoles, más la robó y la dejó tirada en una cueva.
Después de esto el padre decidió meterla en un convento, por lo que todos los pretendientes se hicieron pastores o cabreros.

Capítulo XLII
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, el canónigo, el barbero, los disciplinantes, la sobrina de don Quijote, el ama de don Quijote, la mujer de Sancho, el cura que participa en la procesión, Rocinante y el cabrero.
Cuando hubo acabado el cabrero de contar su cuento, don Quijote le dijo: "Hermano cabrero si yo me hallara posibilitado de poder comenzar alguna aventura me pusiera en camino y sacarla del monasterio a Leandra y la pusiera en vuestras manos para que hicierais de ella vuestra voluntad y talante".
Mirando el cabrero a don Quijote al barbero: "Señor quien es ese hombre". Respondía que era el famoso don Quijote de la Mancha. Eso me asemeja. En esto don Quijote se enfadó y arrebató un pan que estaba a su lado y dio con él al cabrero en todo el rostro.
Don Quijote le agarró del cuello, este no pudo ahogarle ya que Sancho llegó en aquel momento y le agarró.
Don Quijote se vio libre y acudió al cabrero, este cogió a don Quijote y le golpeó en la cara. El cura y el canónigo se rieron igual que los cuadrilleros.
Oyeron el ruido de una trompeta que al que más llamó la atención fue a don Quijote. Este le dijo al cabrero que hicieran treguas, el cabrero le dejó y don Quijote se puso en pie.
La gente de una aldea cercana venía de procesión al Valle. Don Quijote miró extrañado los trajes de los disciplinarios y se imaginó una aventura. Se subió a Rocinante, pidió su espada a Sancho y fue a luchar contra los disciplinarios. El cura y el barbero intentaron evitarlo.
Llegó a la procesión y les dijo que debía hablar con ellos. Uno de los cuatro clérigos viendo el extraño aspecto de don Quijote, le dijo que se diera prisa.
Don Quijote dijo algo muy breve: "Dejad a esa hermosa señora". Uno de ellos salió al encuentro de don Quijote y recibió una cuchillada por su parte. La mano se le quedó en dos partes, con la que quedó dio un golpe a don Quijote.
Don Quijote se quedó en el suelo malherido. En ese momento llegaron los de la compañía de don Quijote y los cuadrilleros esperaban el asalto con determinación de defenderse.
Sancho se arrojó al cuerpo de don Quijote. El cura conoció a otro cura de la procesión, le dio razones y contó al otro cura quien era don Quijote. Los disciplinantes fueron a ver si don Quijote estaba muerto.
Cuando Sancho se apartó de su lado vio que estaba vivo.
Sancho dijo entonces que volvieran a la aldea y don Quijote dijo que una buena idea. Al cabo de seis días llegaron a la aldea de don Quijote la gente estaba en la plaza. Acudieron haber que había en el carro viendo a don Quijote y quedando maravillados. Acudió la mujer de Sancho, la sobrina y el ama de don Quijote. Estos le tumbaron en la cama.
El cura encargó a la sobrina de don Quijote de que tuviera cuidado para que no se volviese a escapar.
Personajes: Don Quijote, Sancho Panza, el cura, el canónigo, el barbero, los disciplinantes, la sobrina de don Quijote, el ama de don Quijote, la mujer de Sancho, el cura que participa en la procesión, Rocinante y el cabrero.
Cuando hubo acabado el cabrero de contar su cuento, don Quijote le dijo: "Hermano cabrero si yo me hallara posibilitado de poder comenzar alguna aventura me pusiera en camino y sacarla del monasterio a Leandra y la pusiera en vuestras manos para que hicierais de ella vuestra voluntad y talante".
Mirando el cabrero a don Quijote al barbero: "Señor quien es ese hombre". Respondía que era el famoso don Quijote de la Mancha. Eso me asemeja. En esto don Quijote se enfadó y arrebató un pan que estaba a su lado y dio con él al cabrero en todo el rostro.
Don Quijote le agarró del cuello, este no pudo ahogarle ya que Sancho llegó en aquel momento y le agarró.
Don Quijote se vio libre y acudió al cabrero, este cogió a don Quijote y le golpeó en la cara. El cura y el canónigo se rieron igual que los cuadrilleros.
Oyeron el ruido de una trompeta que al que más llamó la atención fue a don Quijote. Este le dijo al cabrero que hicieran treguas, el cabrero le dejó y don Quijote se puso en pie.
La gente de una aldea cercana venía de procesión al Valle. Don Quijote miró extrañado los trajes de los disciplinarios y se imaginó una aventura. Se subió a Rocinante, pidió su espada a Sancho y fue a luchar contra los disciplinarios. El cura y el barbero intentaron evitarlo.
Llegó a la procesión y les dijo que debía hablar con ellos. Uno de los cuatro clérigos viendo el extraño aspecto de don Quijote, le dijo que se diera prisa.
Don Quijote dijo algo muy breve: "Dejad a esa hermosa señora". Uno de ellos salió al encuentro de don Quijote y recibió una cuchillada por su parte. La mano se le quedó en dos partes, con la que quedó dio un golpe a don Quijote.
Don Quijote se quedó en el suelo malherido. En ese momento llegaron los de la compañía de don Quijote y los cuadrilleros esperaban el asalto con determinación de defenderse.
Sancho se arrojó al cuerpo de don Quijote. El cura conoció a otro cura de la procesión, le dio razones y contó al otro cura quien era don Quijote. Los disciplinantes fueron a ver si don Quijote estaba muerto.
Cuando Sancho se apartó de su lado vio que estaba vivo.
Sancho dijo entonces que volvieran a la aldea y don Quijote dijo que una buena idea. Al cabo de seis días llegaron a la aldea de don Quijote la gente estaba en la plaza. Acudieron haber que había en el carro viendo a don Quijote y quedando maravillados. Acudió la mujer de Sancho, la sobrina y el ama de don Quijote. Estos le tumbaron en la cama.
El cura encargó a la sobrina de don Quijote de que tuviera cuidado para que no se volviese a escapar.